De acuerdo con un estudio elaborado en Sudáfrica, los pacientes hospitalizados durante la cuarta ola del virus, dominada por ómicron, tenían un 73% menos de probabilidades de tener una enfermedad grave que aquellos pacientes ingresados durante la tercera ola, dominada por la variante delta. Los investigadores manifestaron cierto optimismo, señalando que esta variante podría causar un nivel de inmunidad que podría sofocar la pandemia.
Alemania está contemplando nuevas medidas para proteger el funcionamiento de los servicios críticos. En esta línea, las autoridades están evaluando reducir los tiempos de cuarentena, para, de esta forma, evitar la escasez de personal en servicios tales como hospitales.
En EEUU, esta semana se alcanzó un nuevo récord de casos diarios, registrándose el martes 4 de enero más de un millón de personas diagnosticadas con el virus. Dicho registro fue casi el doble del máximo anterior, establecido pocos días antes.
La variante Ómicron representa el 95% de los nuevos casos secuenciados en EEUU. En tanto, los hospitales reportan una caída significativa en la fracción de casos graves provocados por la ola asociada a la nueva variante, experiencia similar a la observada en Sudáfrica y el Reino Unido. Los centros hospitalarios tienen ahora el 64% de los pacientes con COVID en camas de cuidados intensivos para adultos del nivel alcanzando en el peor momento de la ola anterior. En tanto, las muertes hospitalarias por COVID son alrededor del 52% del peor período del invierno pasado.
Según datos preliminares en Israel, la cuarta dosis de Pfizer multiplica por cinco los anticuerpos una semana después de la inyección.