El balance de los datos de actividad correspondientes al primer bimestre del año superó ampliamente las expectativas del mercado. La actividad industrial registró un crecimiento anual de 7,5%, la inversión total se expandió un 12,2%, mientras que las ventas del comercio minorista avanzaron un de 6,7%, alcanzando en todos los casos sus mejores registros desde mediados de 2021. En parte, ello probablemente da cuenta del impacto del conjunto de medidas de estímulo implementadas en los últimos dos meses, incluyendo el apoyo a firmas del sector de desarrollo inmobiliario, la reducción en la tasa de requerimiento de reservas y en la tasa de política monetaria, así como una aparente política crediticia más laxa.
Sin embargo, los riesgos de corto plazo son fuertemente bajista.
Sin perjuicio del buen desempeño de la economía al inicio de 2022, los riesgos que enfrenta la economía China en lo inmediato son bajistas. Por un lado, la incertidumbre en torno a la guerra en Ucrania, el alza en los precios de los commoditiies y las mayores disrupciones en las cadenas logísticas resultantes, ejercerán una presión sobre la actividad. Por otra parte, China continúa sumergida en su política de Covid-cero, con medidas restrictivas en algunos casos draconianas. En este sentido, el fin de semana pasado se anunció el confinamiento de los 17 millones de residentes de la ciudad de Shenzhen, con lo cual ya son 10 las ciudades confinadas, entre las que también se encuentran Dalian, Nanjing y Tianjin, cerca de Beijing. Además de las restricciones al sistema de transporte, se cerraron empresas que brindan servicios no esenciales, afectando a un proveedor clave de Apple. Además, la ciudad alberga la sede de los gigantes tecnológicos Huawei Technologies Co. y Tencent Holdings Ltd. En tanto, si bien el puerto de Shenzhen Yantian sigue operativo, los estrictos controles están demorando los procesos, lo que tiene el potencial de agravar la crisis logística a nivel global.