Fuerte alza de la inflación durante julio confirma que la situación sigue siendo extremadamente delicada. Ello requerirá nuevas alzas en la tasa de política monetaria. 

La variación mensual del IPC llegó en el mes de julio a un 1,37%, por sobre nuestra estimación (1,15%) y los forwards de inflación del día hábil anterior a la publicación (1,18%). La principal contribución sobre el alza del IPC provino de los componentes más volátiles, destacando el alza de alimentos (2,5%) y energía (3,9%). Lo anterior, como resultado de los mayores precios internacionales de los alimentos, condiciones de oferta en el mercado local, el aumento en el precio del petróleo y los efectos rezagados de la escalada en el tipo de cambio. Por su parte, el componente del IPC sin volátiles, aparentemente la medida preferida por el BC para sus decisiones de política monetaria, registró un alza de 0.89% en julio, por sobre el dato del mes previo, pero muy por debajo de los altos niveles de enero, marzo y abril. En tanto, la desagregación del IPC sin volátiles muestra resultados dicotómicos, destacando la aceleración en bienes (reflejando los impactos rezagados asociados a la depreciación del peso) y la moderación en servicios (en línea con el debilitamiento de la demanda interna).

Gráfico N° 14: Inflación Sin Volátiles

En todo caso, prevemos en los próximos meses aun registros inflacionarios altos, de la mano de la mayor persistencia inflacionaria, un consumo que aún se encuentra por sobre su tendencia y los efectos rezagados del alza en la paridad local. Sin embargo, estimamos una moderación en la última parte del año, la cual se extendería durante todo el 2023. Ello sería consecuencia de la fuerte contracción estimada en la demanda interna y menores presiones de costos externos. En este sentido, proyectamos que la inflación anual cerrará el 2022 en un 13,2%, alcanzando un peak de 14,0% en septiembre, para luego converger a un 5,5% a fines de 2023.

La situación del sector inmobiliario se sigue complicando y sus desafíos son significativos.  

A la fuerte contracción en la demanda por viviendas, el alza en la oferta y el consiguiente deterioro en la velocidad de ventas, temas comentados en el informe de la semana pasado, se suma el incremento en los desistimientos. Así, de acuerdo con cifras de la plataforma Toctoc.com, los desistimientos de compras de casas y departamentos se incrementaron en el segundo trimestre cerca de 20% respecto a lo observado en los primeros meses de 2022 (-16% en departamentos y -21% en casas). Ello, a nuestro juicio, da cuenta del impacto de tasas de interés más altas, la elevada inflación y condiciones crediticias más restrictivas (en estándares, montos y plazos). Ello, además, en un contexto en que la velocidad de recuperación del empleo se ha moderado y persiste una alta incertidumbre en el ámbito político.

El mercado revisó al alza su estimación de inflación y espera una contracción de la economía en el 2023.

De acuerdo con la encuesta de expectativas económicas elaborada por el BC, el consenso de mercado revisó al alza su estimación de la inflación para fines de 2022, desde un 11,0% a un 12,3%, mientras que corrigió al alza la de 2023, desde un 5,2% a un 5,5%. En materia de crecimiento, la encuesta reveló que los analistas esperan que la economía cierre el 2022 con un crecimiento de 1,9%, una décima más que la contenida en la encuesta previa, y estiman una contracción de la economía de 0,4% el 2023. Esto, luego de que el mes pasado proyectaban un estancamiento. En este contexto, el mercado espera que el BC incremente la TPM en 75pb en la reunión de septiembre, llevándola a un 10,5%, para luego decretar una última aza de 25 pb, hasta 10,75%. Además, esperan que en cinco meses más el BC de inicio a un proceso gradual de reducción de la tasa de interés de referencia.