ESTADOS UNIDOS

El deterioro de la crisis sanitaria y las mayores restricciones provocó una recaída del mercado laboral. De acuerdo con los resultados de la encuesta Job Openings and Labor Turnover Survey (JOLTS) correspondiente al mes de noviembre de 2020, el ritmo de apertura de nuevos empleos llegó en dicho período a 6,53 millones, por debajo del dato del mes previo. Con ello, la tasa de oferta de nuevos trabajos, medida como proporción del nivel de empleo, se situó en un 4,4%, una décima por debajo del mes previo. Por otra parte, la tasa de renuncia, que mide la proporción de la fuerza de trabajo que deja voluntariamente su empleo actual, se mantuvo estable en un 2,2%, luego de alcanzar en abril su peor registro de la última década. A nivel sectorial, se apreció una menor apertura de empleos en los sectores de construcción, manufacturas, servicios de educación y salud y en las actividades de recreación y hotelería, que incluyen servicios de alimentación. Por último, la competencia entre quienes buscan trabajo sigue siendo elevada, por cuanto por cada trabajo disponible hay 1,64 trabajadores desempleados, lo que contrasta con el hecho que antes de la pandemia el número de vacantes superaba el número de desempleados. Al deterioro en los indicadores de rotación se suma la inesperada destrucción de empleo durante el mes de diciembre y el fuerte aumento en las solicitudes de seguros de desempleo (en la semana terminada el 9 de enero alcanzaron su nivel más alto desde marzo), dando cuenta de las frágiles condiciones del mercado laboral.

El comercio se debilita con fuerza y la industria acentúa su recuperación. En diciembre, las ventas del sector retail se contrajeron un 0,7% en relación con el mes previo, cifra que contrasta con el estancamiento esperado por el mercado y vino luego de una caída de 1,4% en noviembre, mayor a la inicialmente señalada. Por su parte, la magnitud de la caída de la medida que excluye vehículos fue mayor, llegando a un -1,4% en diciembre. El decepcionante desempeño del comercio al cierre de 2020 dio cuenta de retrocesos generalizados entre sus principales líneas que componen el índice, destacando tiendas por departamentos, ventas on-line y restaurants. Ello constituye evidencia de un debilitamiento del consumo en la última parte del año, como consecuencia del resurgimiento del virus, la mayor incertidumbre asociada a la crisis sanitaria y las medidas restrictivas. En lo inmediato, el desafío para los consumidores es significativo, no sólo por el deterioro de la crisis sanitaria y las restricciones, sino también por las débiles condiciones del mercado laboral. Sin embargo, la prolongación de las medidas de apoyo fiscal apoyará la posición financiera de los hogares. En contraste, la actividad industrial prolongó y acentuó su recuperación en diciembre, al registrar un crecimiento mensual de 1,6%, casi triplicando las expectativas del mercado y llevando al volumen de actividad a su nivel más alto en 10 meses. Ello fue consecuencia de alzas generalizadas entre los sectores que componen el índice. Así, minería avanzó un 1,6%, la actividad del sector utilities se incrementó un 6,2% y el sector manufacturero aumentó un 0,9%. Este último resultado es consistente con la señal expansiva del PMI Manufacturero y refleja la recuperación en la demanda y la reposición de inventarios. Las perspectivas para enero son moderadamente favorables, considerando el hecho que la primera encuesta de actividad manufacturera a escala regional (Empire State), se mantiene en terreno expansivo. 

La inflación se aceleró al cierre de 2020 impulsada por sus componentes más volátiles. La variación mensual del IPC llegó a un 0,4% en el último mes de 2020, validando las expectativas del mercado. Las principales contribuciones provinieron de sus componentes más volátiles, especialmente por el alza mensual de 8,4% en el precio de las gasolinas, fenómeno que explicó cerca del 60% del aumento total del IPC. En tanto, el precio de los alimentos registró un alza de 0,4%. En contraste, la medida subyacente del IPC, que excluye energía y alimentos, experimentó una moderada desaceleración en diciembre, dado cuenta de un alza de sólo un 0,1%. A partir de lo anterior, las tasas de inflación anual de la medida efectiva y subyacente cerraron el 2020 en un 1,4% y un 1,6%, respectivamente, cifras inferiores a la meta del 2,0% definida por la Reserva Federal (FED).  Si bien las proyecciones para lo que resta del 2021 sugieren presiones inflacionarias acotadas como consecuencia de los excesos de capacidad ociosa, la lenta recuperación del mercado laboral y el reciente deterioro de la crisis sanitaria, el fuerte shock de demanda provocado por estímulos fiscales adicionales constituye un importante factor de riesgo. En todo caso, aún cuando las presiones sobre los precios se acentúen, ello no necesariamente implicará que la FED reaccionará, considerando que la nueva meta inflacionaria permite períodos en los que la inflación puede superar el 2,0%.

Miembros de la FED sugieren que aún es demasiado pronto como para discutir una modificación en su programa de compra de activos. El presidente de la FED de St. Louis, James Bullard, señaló que es necesario superar la pandemia y “ver donde se asienta el polvo” para luego pensar la dirección del balance, acotando que las perspectivas dependerán del despliegue de la vacuna y el curso del virus. Bullard, quien señaló que espera que la economía se desempeñe bien este año a medida que el proceso de vacunación avanza, notó que el alza en el spread en la curva de retorno es una señal alentadora por cuanto está volviendo a niveles más normales para una expansión, acotando que el mercado está esperando ver un buen crecimiento en el futuro y por eso están viendo que las tasas se normalizan. Por su parte, el presidente de la FED de Atlanta, Raphael Bostic, indicó que espera que pase tiempo antes de que empecemos a discutir de reducir las compras de activos. En la misma línea, el presidente de la FED, Jerome Powell, señaló que no aún no es tiempo de iniciar la discusión de salida de la postura ultra expansiva de la política monetaria, prometiendo entregar la información con suficiente tiempo antes de que la FED comience el debate respecto a la reducción de su programa y considere activamente comenzar un ajuste gradual de la compra de activos. Powell acotó que hay que ser extremadamente cuidadoso en comunicar las modificaciones en su programa, notando que esa es una de las lecciones aprendidas tras la crisis financiera global.

Se acentúa el deterioro de las cuentas fiscales. En diciembre, las cuentas fiscales registraron un déficit de US$144 billones, casi 10 veces más que el déficit de un año atrás. Ello fue consecuencia de un incremento anual de 40,3% en el gasto total y un alza anual de sólo un 3,7% en los ingresos. Con ello, las cuentas fiscales cerraron el 2020 con un déficit de US$3,35 trillones, cifra que da cuenta de su nivel histórico más elevado y refleja el impacto de los esfuerzos fiscales implementados para contener los severos daños económicos y sociales provocados por la pandemia.

La probabilidad de un nuevo paquete de estímulo fiscal sigue en aumento. Trascendió a mediados de la semana que el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, estaría presionando al presidente electo Joe Biden para que proponga un paquete adicional de apoyo fiscal por más de US$1,3 trillones, concentrado en transferencias directas a los ciudadanos, apoyo a los gobiernos locales y estatales y fondos para las vacunas. Un par de días después, el presidente electo Joe Biden, anunció un plan de estímulo por US$1,9 trillones, con el objeto de apoyar la recuperación económica y contener la pandemia. En especial, el paquete incluye:

La propuesta de Biden allana ahora el camino a una nueva batalla legislativa que podría ser más larga de lo que el mercado está esperando, considerando que, si bien el plan incluye elementos que podrían atraer la atención de algunos republicanos, incorpora también aspectos que generan resistencia. En particular, por su magnitud, el apoyo a los gobiernos locales y estatales, la extensión a los seguros de desempleo y, especialmente, el aumento en el salario mínimo.

Binden señaló también que en febrero próximo se anunciará un plan más amplio, centrado en objetivos a más largo plazo, como la infraestructura y el cambio climático.

ZONA EURO

Fuerte e inesperado repunte de la actividad industrial. El indicador de actividad industrial registró en el mes de noviembre un crecimiento mensual de 2,5%, muy por sobre el 0,2% de alza esperada por el mercado y luego de un avance de 2,3% registrado el mes previo. Con ello, la industria completó siete meses consecutivos de recuperación, llevando al volumen de actividad alcanzado en noviembre a situarse sólo un 0,8% por debajo del nivel previo al inicio de la crisis sanitaria. Sin embargo, creemos importante mantener la cautela por el aparente buen resultado de la industria. Ello, por cuanto la principal contribución provino del alza mensual de 52,8% en la actividad industrial de Irlanda, resultado que, según la oficina de estadísticas irlandesa, fue consecuencia de una revisión de los modelos de ajuste estacional debido a la pandemia. En tanto, Alemania experimentó un leve crecimiento (0,8% m/m), mientras se aprecian caídas en Francia (-0,9% m/m), Italia (-1,4% m/m) y España (-0,6% m/m).    

La economía de Alemania cerró el 2020 con una violenta contracción. De acuerdo con las estimaciones preliminares de la Oficina Federal de Estadísticas, la actividad económica (PIB) en Alemania habría cerrado el 2020 con una contracción de 5,0% en relación con el año anterior. Tras 10 años consecutivos de crecimiento, la economía experimentó una severa contracción el año recién finalizado, aunque menor a la registrada en el 2009 (-5,7%). A nivel sectorial, la mayoría de las agrupaciones fueron marcadamente impactadas por la crisis, aunque destaca el severo daño en el sector servicios, en particular comercio, transporte, hotelería y servicios de alimentación. En contraste, la actividad en el sector de la construcción cerró el año con un leve crecimiento. En tanto, desde la óptica de la demanda, el consumo total se contrajo un 6,0%, mientras que el gasto de gobierno aumentó un 3,4%, con un impacto estabilizador basado en la adquisición de equipos de protección y servicios hospitalarios. Por su parte, la formación bruta de capital fijo cayó un 3,5% en el período, dando cuenta de su mayor caída desde la crisis financiera global, resultado principalmente explicado por el componente de maquinaria y equipo. Por último, la crisis sanitaria tuvo también un impacto sobre el comercio internacional, apreciándose una caída de 9,9% en las exportaciones y una contracción de 8,6% en las importaciones. Cabe notar que la caída de la actividad de 5,0% en el 2020 implícitamente considera un estancamiento de la economía en los últimos tres meses de 2020, desempeño mejor a la fuerte caída esperada por el mercado. Ello, probablemente deja evidencia del hecho que el impacto económico de las restricciones implementadas está siendo menos severo que el registrado a principios de 2020. Lo anterior, reflejo de medidas restrictivas más focalizadas y la mayor capacidad de adaptación de los agentes económicos ante una nueva realidad.  

El gobierno federal de Alemania cerró el 2020 con su primer déficit fiscal en varios años.   Luego de 8 años de superávit, el gobierno federal cerró el 2020 con un déficit fiscal de €158,2 billones, cifra equivalente a un 4,8% del PIB. Dicha cifra fue la más elevada desde la reunificación alemana y fue superada sólo por el déficit récord de 1995.

Los gobernadores del Banco Central Europeo (BCE) acordaron unánimemente la necesidad de un mayor apoyo monetario. La minuta correspondiente a la última reunión de política monetaria reveló que el consejo de gobernadores acordó que se necesita más ayuda para preservas condiciones de financiamiento favorables, considerando el resurgimiento del virus, la revisión bajista en la trayectoria esperada para la inflación y los riesgos derivados del desanclaje de las expectativas de inflación. Adicionalmente, el BCE manifestó su preocupación respecto a los riesgos relacionados con el reciente fortalecimiento del euro y las consecuencias negativas que ello pueda tener sobre la inflación. Sin embargo, el documento mostró que no hubo consenso respecto a la magnitud del apoyo adicional, tanto en términos del alza en el programa de compra de activos (PEPP) como en la ampliación de los mecanismos de financiamiento. De hecho, varios oficiales solicitaron un aumento más moderado del PEPP, argumentando que aún se disponía de un espacio significativo y que en un entorno de alta incertidumbre valía la pena mantener un espacio para medidas adicionales. En tanto, en relación con el mecanismo de financiamiento TLTRO, algunos miembros expresaron sus reservas notando el riesgo de que ello haría que los bancos dependan cada vez más del Eurosistema como fuente de financiamiento.

JAPÓN

Inesperada caída del sector servicios. El indicador de actividad del sector servicios experimentó en noviembre una contracción mensual de 0,7%, resultado inferior al esperado por el mercado. Las principales contribuciones negativas provinieron de los servicios de salud, comercio, tanto minorista como mayorista, y transporte. Cabe destacar que la mencionada caída rompe una racha de cinco meses consecutivos de recuperación y coincide con las señales de deterioro de la crisis sanitaria, en particular con la aceleración en el ritmo diario de contagios.