La economía global continuó creciendo con fuerza en diciembre.

A pesar de que el indicador de actividad global (un promedio ponderado de los PMIs de las principales economías) experimentó una leve caída en diciembre, su nivel sigue siendo compatible con un crecimiento global a una tasa inter-anual cercana a un 3,0%. Además, el componente de expectativas de crecimiento futuro continúa muy alto, reafirmando las mejores perspectivas de mediano plazo. Sin embargo, también se observa una creciente presión alcista en los costos de los insumos productivos, lo que podría ser el preludio de una futura escalada inflacionaria.

El Banco Mundial (BM) revisó levemente a la baja su proyección de crecimiento para el presente año como consecuencia del resurgimiento del virus.

El organismo estimó que luego de la contracción de 4,3% en el 2020, la peor desde la segunda guerra mundial, la economía mundial se expandiría un 4,0% en el presente ejercicio, cifra que fue revisada a la baja en dos décimas respecto a su anterior proyección debido al resurgimiento del virus. En todo caso, la nueva estimación del BM se basa en la premisa de que un rápido avance en las campañas de vacunación permite una cobertura generalizada para la segunda mitad de 2021, lo cual, además, debería impulsar la confianza y permitir una reactivación del consumo y del comercio internacional. Sin embargo, destacó que los niveles de incertidumbre sobre las perspectivas de corto plazo son excepcionalmente elevados, mientras identifica la persistencia de varios factores de riesgos, incluidos nuevos brotes, retrasos en el proceso de vacunación, mayor estrés financiero en un contexto de altos niveles de endeudamiento y el hecho que el cierre de empresas y el mayor desempleo se vuelvan permanentes.  

El reporte del BM consideró dos escenarios adversos. Uno en el cual el ritmo de infecciones se mantiene elevado en gran parte del mundo y otro en que el retraso en el proceso de vacunación reactiva el estrés financiero y acentúa los defaults soberanos y corporativos. La materialización de estos escenarios implicaría que la economía mundial se expandiría sólo un 1,6%.