El viernes 10 Silicon Valley Bank (SVB) fue intervenido por el órgano regulador tras entrar en insolvencia. Ello, luego de verse forzado a liquidar una cartera de bonos con pérdidas. Además, se anunció la intervención de Signature Bank. Lo anterior, provocó una corrida contra los activos bancarios, especialmente los regionales.
En este contexto, las autoridades ampliaron los seguros de depósitos para los clientes de los bancos en problemas y abrieron una línea de financiamiento aceptando colaterales a valor par. La magnitud de dichas medidas debería detener la corrida sistémica y dar paso a una recuperación en los mercados. Sin embargo, la situación bancaria sigue siendo delicada. De hecho, reflejando la preocupación de los bancos, las instituciones financieras aseguraron su respaldo de liquidez tomando préstamos récord por US$152,9 billones a través de la ventanilla de descuento de la Reserva Federal (FED) y por cerca de US$12 billones de la nueva línea de financiamiento.
En actividad, el balance de las cifras fue nuevamente positivo, sugiriendo que la economía lograría evitar una caída al inicio de 2023. No obstante, el riesgo de una contracción a partir del segundo trimestre sigue siendo alto, en un contexto de un mayor ajuste monetario y posibles condiciones crediticias más restrictivas.
En tanto, la inflación de febrero estuvo en línea con lo esperado, aunque la medida subyacente nuevamente fue algo mayor.
En el ámbito monetario, el colapso de SVB virtualmente eliminó la probabilidad de un alza de 50pb. Sin embargo, bajo la premisa de que la crisis no escala en los próximos días, esperamos que la FED incrementé la TPM en 25pb en su reunión del 22 de marzo. Posteriormente, su trayectoria será condicional a la magnitud de la crisis bancaria.
EUROPA
La caída de tres bancos en EE.UU. provocó una desconfianza generalizada en el sector bancario que quedó reflejada en caídas bursátiles. En Europa destacó el desplome de Credit Suisse, institución que arrastra una serie de dificultades desde hace ya algún tiempo.
La tensión se moderó el jueves luego de que el Banco Nacional de Suiza (BNS) aseguró un préstamo por US$54 billones a CS, revirtiendo parte del desplome de sus acciones y bonos.
A pesar de la turbulencia, el Banco Central Europeo (BCE) incrementó su tasa de política monetaria en 50pb.Sin embargo, abandonó su orientación de alzas futuras. Ello, probablemente reflejando la incertidumbre respecto a la magnitud de la crisis bancaria.
CHINA
Si bien la apertura de la economía dio paso a un repunte en los indicadores de actividad sectorial, su velocidad fue débil. Lo anterior, a nuestro juicio, deja en evidencia los riesgos que enfrenta la economía, destacando entre ellos la crisis del sector inmobiliario.
El Banco Central de China (PBoC) redujo la tasa de requerimiento de reservas. Ello, luego de que los menores niveles de liquidez en los bancos presionaron al alza el costo de financiamiento.
MERCADOS FINANCIEROS
Los principales mercados accionarios recuperaron gran parte de las pérdidas del viernes pasado tras el colapso de SVB, aunque se apreciaron grandes fluctuaciones, especialmente en los activos bancarios. Ello estuvo marcado por la incertidumbre en torno a la magnitud de la crisis bancaria y las múltiples medidas implementadas para mitigar el riesgo sistémico. Hacia delante, si bien nuestro escenario base supone que la liquidación sistémica estará contenida, prevemos que es altamente probable que la turbulencia se extienda por algún tiempo.
Las tasas de interés cerraron la semana con caídas significativas, reflejando el impacto de la crisis bancaria sobre el ajuste bajista en las expectativas de política monetaria y la recomposición de portafolios hacia activos considerados como más seguros.
CHILE
Los activos locales sintieron también el embate de la turbulencia financiera. Las tasas de interés retrocedieron con fuerza, el IPSA cayó cerca de un 3,0% y el tipo de cambio alcanzó su nivel más alto desde junio de 2022.
Si perjuicio de lo anterior, los altos niveles de liquidez y solvencia de los bancos locales sugieren una probabilidad muy baja de que la crisis global tenga consecuencias relevantes en el sistema bancario.